No suelo sacar a mis nenas
de noche ,al menos no muy tarde pues por sus cortas edades suelo protegerlas siguiendo
las recomendaciones de los pediatras (por la alergia al frio de Hazel mas que
todo) no salidas muy temprano ni demasiado tarde pasada las 7pm…pero Hazel ya
va a cumplir 7 años se despierta casi todos los días máximo las 6.15 am y a las
7.30am ya está en la calle ruta al colegio .La enviamos súper abrigada y (al
menos este invierno no se ha enfermado tanto como el anterior) así que en
consecuencia ya vamos dos domingos no consecutivos que las sacamos de noche a
pasear o comer fuera un par de horas .
Mis principales obstáculos
cuando salí estos días de noche fueron la hipersensibilidad auditiva de Hazel hacia el ruido que generan los vehículos pesados al transitar , sensibilidad que
ya no es frecuente diurnamente. La avenida donde vivimos es altamente
transitada en la noche y la reacción impacto en Hazel no se hace esperar .Suele
caminar volteando hacia atrás constantemente (tal vez teme que los vehículos la
tomen por sorpresa pese a caminar por la vereda) tenemos que cruzar apenas podamos
la acera del frente que es menos
transitada si quiero evitar esa reacción o si no estar repitiéndole que se va
accidentar si sigue caminando sin mirara al frente (basado en experiencias
anteriores).
Hace unas noches me pareció
buena idea cruzar el puente Trujillo de
noche (ya lo habíamos hecho varias veces no consecutivas de día sin mayor
problema) puesto que la ciudad de un punto alto toma otra perspectiva sobre
todo por la iluminación...y mis niñas tal como las polillas adoran las luces
artificiales sobre todo la combinación de ellas con las caídas de agua en las piletas.
Tome de la mano a Lorelei y subimos juntas las escaleras, detrás nuestro Papa
JC y Hazel.
Por pisar el último peldaño
para acceder al puente peatonal Hazel empezó a desesperarse y solo gritaba:
-Bajemos…bajemos…ya no…bajemossss
no...No…no…regresemos.
Papá JC si es cierto un excelente
papi como pocos por muchas razones…, ya no puede contener las emociones
inesperadas de Hazel. Solía contener las reacciones físicas de ella cuando era
pequeña ,sus pataletas y berrinches sin razón justificada o aparente, cuando
ella presentaba fuertes características de TEA hace 4 a 6 años y su lenguaje
verbal en estas situaciones brillaba por su ausencia y su capacidad de expresar
su malestar era nula.
Bueno, cuando sucede este
tipo de situaciones y estoy presente me focalizo en no permitir que se desborde
y pierda el control y deducir rápidamente las causas.
Tal vez la cantidad de
personas que es bastante alta en el puente en horas de la noche, la perspectiva
nocturna y la velocidad de los vehículos que se veían desde ahí, el murmullo
del ir y venir conjugado de autos y personas, el viento que resoplaba fuerte en
ese momento…o todos esos factores mezclados a la vez no lo sé a ciencia cierta
y ella tampoco me lo decía; solo sabía que tenía que convencerla de cruzar el
puente voluntariamente y sin desesperarse.
-Hazel, escúchame por favor,
escúchame hija ¿quieres regresar?
-Siii,siii regresemos.
-Está bien, regresemos a casa,
pero para poder regresar tenemos que cruzar hacia el otro lado. Ves desde acá
por donde vinimos, para regresar a casa y tomar el carro tenemos que ir en
sentido contrario y solo cruzando hasta ahí podremos regresar.
Hazel se convenció de eso
pero aún la sentía insegura, ya no forcejeaba por correr escaleras abajo…pero
tampoco se animaba a dar un paso adelante. Se me escapaba un detalle Hazel seguía
cogiéndose la cabeza con ambas manos, en si no sujetaba su cabeza sino su
gorro.
-Hazel, crucemos para poder regresar,
mamá te va a coger muy fuerte. Te sacamos el gorro yo lo agarraré también muy
fuerte para que no se lo lleve el viento ni se caiga.
Hazel se lo sacó, lo cogimos
ambas entre nuestras manos y empezamos a cruzar. Al llegar al punto en que había
una rampa para descender hacia el paradero de regreso le pregunté a Hazel si quería
descender para regresar, pero me dijo que no, que continuemos cruzando. Le iba
señalando a las personas que cruzaban con gorros o sombreros, a los que
cruzaban totalmente solos, a los niños pequeños que también lo hacían como ella
y su hermana sobre todo a los que no estaban sujetados de la mano por adultos…solo
me escuchaba…miraba las construcciones que están ejecutándose en el río (que ya
las había visto en otros tramos) pero yo sentía que la percepción nocturna la atemorizaba.
Al fin cruzamos el puente, se puso el gorro y así como el Rio Rímac que está
siendo reencauzado, Hazel bajo revoluciones y la sentí reposada…en realidad
duró solo unos minutos porque me salió con la idea de querer utilizar el dinero
de la cena en juegos solo juegos y que no comería nada…pero esa es otra
historia.
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